Cada libro no sabe que tiene un enorme potencial: no sólo el de ser capaz de liberar su proprio valor intrínseco, sino también el de convertirse en depositario de momentos importantes de nuestra vida.
Algunos libros, más afortunados, pueden incluso conservar el espíritu de las personas a las que pertenecieron, si su relación fue tan profunda y afectuosa.
Esta biblioteca, que ahora me toca a mí preservar, conserva el espíritu de mi amado papá, que pasó toda su vida entre estos volúmenes, cuidándolos con amor y apasionándose por estudiarlos y leerlos.
Y hoy honran esta simbiosis íntima custodiando su aura, su recuerdo y la historia de su vida, para las generaciones futuras.
Esta es la herencia más preciosa.
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